Los mayores riesgos que se deben sortear se encuentran en el recorrido de San Vicente hasta 25 kilómetros antes de llegar a la Capital de la Esencia, ya que directamente no hay carteles de señalización, ni demarcación clara en la cinta asfáltica, con lo cual los automovilistas no tienen noción de cómo es la ruta más adelante -por lo menos- para quienes no la transitan periódicamente, por ejemplo turistas y visitantes. A lo largo de sus cincuenta kilómetros -y en particular el tramo de los veinticinco kilómetros cercanos a la Capital de la Madera-, también existen grandes baches y hundimientos en el asfalto que provocan que el vehículo no pueda transitar como corresponde.
Los mayores peligros son las banquinas que no permite bajar de auto en caso de emergencia, inclusive hay lugares donde la maleza llega hasta el límite del asfalto y empeora en horarios nocturnos o con lluvia. Por las noches como no hay una demarcación en la cinta asfáltica simplemente no se ven las vías de circulación y es muy fácil pasarse de un carril a otro.
También por las características topográficas de la provincia en esta zona hay épocas del año en que se forman bancos de nieblas en la ruta que dejan la visibilidad en cero y la falta de señalización es un causante de accidentes. La falta de mantenimiento en la ruta es tan notoria, que hasta los guardarraíl siguen rotos, seguramente desde hace más de diez años, que quedaron así por la consecuencia de accidentes y porque nunca más fueron reparados o cambiados.
Fuente: primeraedicionweb.com.ar
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