Los números, fríos, delatan una realidad palpable en muchos puntos del país y a la que esta provincia no escapa. La seccional Segunda de San Vicente de la Policía provincial tiene tres celdas con lugar para doce personas en total, aunque lejos de esa capacidad máxima, hoy son 37 los detenidos en el lugar, situación aún más preocupante si se tiene en cuenta que las guardias sólo cuentan con tres uniformados.
La cantidad de detenidos varía entre 35 y 43 en forma permanente, de los cuales la mayoría son de alta peligrosidad, con causas como homicidios, robos calificados, abusos sexuales y violaciones.
La dependencia fue inaugurada hace dos años con el objetivo de descongestionar los calabozos de la comisaría Primera. En un principio, la idea consistía en utilizar las celdas de aquel edificio para alojar presos peligrosos y retener en las de la nueva estructura a detenidos por infracciones menores. El proyecto también tenía en cuenta el alto grado de hacinamiento que sufre la comisaría de Dos de Mayo.
Hoy, tanto la Primera como la Segunda están sobrecargadas de presos con causas diversas, lo que genera un peligro constante para detenidos, oficiales e incluso para la población, ya que hasta el riesgo de fuga es mayor.
En noviembre, la prensa sanvicentina se hizo eco de que la comisaría Segunda lanzaba un bono de colaboración para recaudar fondos.
El objetivo de esa rifa era comprar sensores de movimiento para mejorar la seguridad en el edificio, principalmente de noche, de manera de ayudar a los guardias que cumplen horario en la franja más complicada de la jornada.
Es que en la zona de la Segunda, ubicada en el barrio Ibáñez, hay poco movimiento y cuando no se lleva a cabo ninguna actividad en el Polideportivo Municipal -ubicado al lado- el lugar queda prácticamente desolado.
La rifa tuvo repercusión y llegó hasta los estratos más altos de la Policía: desde la jefatura, reprendieron a los responsables de la idea porque teóricamente no se puede pedir ese tipo de colaboraciones para comprar elementos para la comisaría.
La cantidad de detenidos varía entre 35 y 43 en forma permanente, de los cuales la mayoría son de alta peligrosidad, con causas como homicidios, robos calificados, abusos sexuales y violaciones.
La dependencia fue inaugurada hace dos años con el objetivo de descongestionar los calabozos de la comisaría Primera. En un principio, la idea consistía en utilizar las celdas de aquel edificio para alojar presos peligrosos y retener en las de la nueva estructura a detenidos por infracciones menores. El proyecto también tenía en cuenta el alto grado de hacinamiento que sufre la comisaría de Dos de Mayo.
Hoy, tanto la Primera como la Segunda están sobrecargadas de presos con causas diversas, lo que genera un peligro constante para detenidos, oficiales e incluso para la población, ya que hasta el riesgo de fuga es mayor.
En noviembre, la prensa sanvicentina se hizo eco de que la comisaría Segunda lanzaba un bono de colaboración para recaudar fondos.
El objetivo de esa rifa era comprar sensores de movimiento para mejorar la seguridad en el edificio, principalmente de noche, de manera de ayudar a los guardias que cumplen horario en la franja más complicada de la jornada.
Es que en la zona de la Segunda, ubicada en el barrio Ibáñez, hay poco movimiento y cuando no se lleva a cabo ninguna actividad en el Polideportivo Municipal -ubicado al lado- el lugar queda prácticamente desolado.
La rifa tuvo repercusión y llegó hasta los estratos más altos de la Policía: desde la jefatura, reprendieron a los responsables de la idea porque teóricamente no se puede pedir ese tipo de colaboraciones para comprar elementos para la comisaría.
Fuente: primeraedicionweb.com.ar
Notas relacionadas:
Quiso Escapar de la Comisaría Haciendo un Túnel