No fueron sólo las personas quienes perdieron todo, sino también los insectos. Las arañas no pudieron volver a sus nidos y debieron encontrar otro lugar donde albergarse.
Ante el pánico de que el agua regrese y la catástrofe se repita, los arácnidos decidieron hospedarse en las alturas. Es por eso que los árboles de la localidad de Sindh se han transformado en auténticos capullos arácnidos, lo que provoca un espectáculo inusual, desagradable y atractivo, según quien lo mire.
Los habitantes de esta zona jamás han visto semejante paisaje y celebran que además de llamar la atención del mundo, las arañas hayan logrado disminuir la cantidad de mosquitos.
Los mosquitos se quedan atrapados en las telas de araña, lo que se traduce en un beneficio para los habitantes de la localidad porque no es sólo la molestia que se acaba, sino también los casos de malaria.
Fuente: Diariouno.com.ar
Fotos gentileza del Departamento para el Desarrollo Internacional Británico