Una investigación pretende producir enzimas de bajo costo a través de una fermentación de residuos agrarios en estado sólido para facilitar la obtención del biocombustible.
Científicos de la Universidad de Cádiz han puesto en marcha un proyecto para la obtención de bioetanol a partir de residuos agrarios como el orujo de uva, la cáscara de la naranja, la paja de trigo o la cascarilla del arroz. Un proceso para el que pretenden producir enzimas mediante fermentación en estado sólido, para ayudar a abaratar los costes originados dentro del proceso de producción de este biocombustible.
Es importante señalar que en los últimos años la obtención de biocombustibles a bajo coste se ha convertido en todo un reto no exento de polémica ya que “los denominados biocombustibles de primera generación compiten directamente con los cultivos de utilización alimentaria, lo que ha originado el aumento del precio en productos de primera necesidad como la soja o el maíz”, como explica el profesor Ignacio de Ory Arriaga.
Este hecho, que “no es tolerable desde un punto de vista ético”, ha provocado que en la actualidad “se esté buscando otro tipo de materias primas que constituyan la fuente necesaria para obtener los azúcares y después transformar éstos en alcohol combustible”.
Para conseguir bioetanol a partir de estos residuos, hay que tener en cuenta que los restos de los que partimos son materiales lignocelulósicos, es decir, están compuestos en general por celulosa y lignina, y, para que pueda realizarse este proceso que nos lleva al biocombustible, hay que disgregarlos primero mediante una hidrólisis que genere los azúcares. Para ello, “existen dos formas de actuar: mediante ataques físico-químicos (ácidos, alcalinos o térmicos) o a través de enzimas, siendo esta última opción nuestra propuesta”.
Fuente: Noticiasdelaciencia.com