Siempre se ha dicho que los árboles, y los vegetales en
general, son los pulmones del planeta, pero un nuevo descubrimiento permite
ahora afirmar que también pueden tener un papel importante en la
electrificación de la atmósfera.
Hace mucho que se sospechaba que había un vínculo entre los árboles y la
electricidad. Ahora, con el citado hallazgo, parece haberse descubierto
definitivamente el mecanismo que hace posible esa llamativa actividad de los
árboles.
El equipo de Rohan Jayaratne y Xuan Ling, del Laboratorio Internacional de
Salud y Calidad del Aire (ILAQH, por sus siglas en inglés), dirigido por la
profesora Lidia Morawska, de la Universidad Tecnológica de Queensland, en
Australia, realizó experimentos en seis ubicaciones en la zona de Brisbane.
Los
investigadores comprobaron que las concentraciones de iones positivos y
negativos en el aire eran dos veces superiores en las áreas boscosas frondosas
que en áreas de césped, como los parques.
La explicación dada al fenómeno es la siguiente:
En condiciones normales como las presentes en los lugares examinados para el
nuevo estudio, los iones naturales que se hallan en el aire son creados
principalmente por ionización a través de dos procesos básicos:
radiación delradón, un gas presente en cantidades muy pequeñas en el aire, y
radiacióncósmica del espacio.
El
radón es un derivado de la desintegración radioactiva de radio, que está
presente en cantidades diminutas en las rocas y emana continuamente de la
tierra.
Como el radio se encuentra en las rocas, y el radón es soluble en agua, el agua
subterránea es particularmente rica en radón.
Los árboles actúan como una bomba de radón, extrayendo el
gas hacia la superficie y liberándolo a la atmósfera mediante la transpiración,
un proceso que consiste en la absorción del agua por el sistema radicular (las
raíces y sus estructuras asociadas), transportando los nutrientes a través del
tronco y las ramas, y la evaporación final del agua hacia la atmósfera por las
hojas. Esto resulta especialmente importante para los árboles con raíces
profundas, como el eucalipto.
Los autores del nuevo estudio estiman que los árboles pueden aportar hasta el
37 por ciento del radón del aire sobre un bosque de eucaliptos, cuando la época
y las condiciones atmosféricas causan las tasas más altas de transpiración.
Aunque aún hay que investigar más sobre el tema, lo descubierto en este estudio
puede ser de gran relevancia para la salud humana, el clima y la atmósfera.
Fuente: Noticiasdelaciencia.com