Hasta la fecha no hay vacuna contra el virus del dengue, el cual es transmitido por el mosquito Aedes aegipty. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esa enfermedad afecta globalmente a entre 50 y 100 millones personas por año y produce unas 22 mil muertes.
A principio de año el departamento de Salud Internacional de la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health y otros colaboradores habían mostrado un importante ensayo clínico de una vacuna tetravalente ensayada en voluntarios libres de infección. La vacuna TV003 indujo una respuesta de anticuerpos trivalente mayor a 90%.
Ahora, dos recientes trabajos del laboratorio de Virología Molecular del Instituto Leloir proveen nuevas herramientas y conocimientos sobre la biología del virus del dengue. “Los resultados que obtuvimos abren caminos para el diseño de nuevos antivirales”, indicó a la Agencia CyTA la doctora Andrea Gamarnik, investigadora del CONICET (Argentina) y jefa de ese grupo de investigación.
“Si conocemos cómo funciona el virus del dengue podemos planear estrategias para controlar la infección”, agregó quien fuera una de las ganadoras del Premio Nacional L’Oréal-Unesco “Por la Mujer en la Ciencia” en 2009.
Los estudios, publicados en Journal of Virology y PLoS ONE, abordan dos aspectos fundamentales sobre la dinámica de ese virus. “Identificamos mecanismos que son clave para que el virus pueda multiplicarse en la célula infectada”, destacó Gamarnik.
Por un lado, Gamarnik y sus colegas se centraron en estudiar el mecanismo de “encapsidación”, que es el proceso por el cual el material genético del virus (ARN) se protege por medio de una cubierta o “cápside” para luego poder infectar otras células y diseminarse.
Mediante el empleo de nuevas técnicas biomoleculares, los investigadores descubrieron que la proteína de cápside del virus del dengue tiene una región que es necesaria para infectar células humanas pero que no hace falta para invadir células de mosquito. “Esto es, el virus del dengue se encapsida empleando procesos distintos en humanos y en mosquitos”, afirmó Gamarnik, para quien el hallazgo es “muy novedoso y potencialmente útil” dado que abre la puerta para el desarrollo de estrategias antivirales novedosas.
En el segundo estudio, los científicos del Leloir identificaron una nueva actividad enzimática en una proteína viral del dengue, NS3. Esta proteína se encarga de controlar la conformación y el plegado del genoma viral, que se enrosca como si fuera una hebra de hilo formando un ovillo. “La proteína NS3 es la encargada de desenroscar esa estructura para que el genoma viral pueda cumplir su función y asegurar la infección viral”, explicó la investigadora. Y prosiguió: “Lo nuevo que hallamos es que esa proteína también puede cumplir la función de enroscar a las moléculas de ARN viral, o sea, realiza el proceso inverso al conocido”. En este caso, también, NS3 podría convertirse en un nuevo blanco terapéutico para fármacos.
Aunque estos desarrollos demandarán varios años, el anuncio es oportuno. La OMS difundió a mediados de enero pasado un informe en el que advierte que el dengue es la única enfermedad tropical desatendida que se ha expandido en la última década y su incidencia se multiplicó por 30 en los últimos 50 años. En Argentina, en tanto, hasta el 22 de febrero se confirmaron 51 casos de la enfermedad y se constató la circulación viral autóctona de dengue en la ciudad de Córdoba y la localidad salteña de Salvador Mazza, según datos del último reporte de vigilancia epidemiológica del dengue publicado en el portal del Ministerio de Salud de la Nación.
Fuente: AGENCIA CYTA-INSTITUTO LELOIR/DICYT