Atemorizados por una serie de incidentes, en los que, aseguran, la vivienda rural en la que residían, propiedad del intendente de esta localidad (Juan Carlos Pereyra), fue apedreada, la menor de 15 años violada hace doce días, sus padres y hermanos abandonaron la zona y fueron llevados, bajo custodia policial, a otra morada, cuya dirección se mantiene en secreto para resguardar su seguridad.
La forzada mudanza se produjo el domingo durante la mañana, en medio de una ola de rumores y versiones de que la integridad de la familia corría peligro, luego de las amenazas y pedradas concretadas durante las noches anteriores. En cuanto a la investigación de la violación, en la que permanece prófugo Ederson Pereyra, hijo del jefe comunal de El Soberbio, recién mañana la menor será asistida en San Vicente por una psicóloga de la Justicia provincial.
En cuanto a los avances de la investigación policial, ayer se concretó una nueva jornada de silencio absoluto y, por consiguiente, ningún avance en torno al paradero del joven de 22 años seriamente implicado en la privación de la libertad y violación de la víctima.
Tampoco surgieron detalles en cuanto a la investigación por encubrimiento denunciada por un legislador provincial del partido PAyS, Héctor “Cacho” Bárbaro.
Isaac Lenguaza, abogado que encabezó la presentación judicial el viernes, adelantó que mañana se comunicarán con la Fiscalía para corroborar la recepción del escrito y los pasos que se dieron o se estarían por dar al respecto. El caso quedó bajo la órbita del Juzgado de Instrucción Penal de Oberá, a cargo de Horacio Alarcón.
Hasta el momento, la única sospecha de la investigación se dirige a que Ederson Pereyra tuvo el tiempo suficiente para abandonar El Soberbio y cruzar a Brasil. Tras su desaparición y la denuncia de la familia de la menor violada, se realizaron tres allanamientos en propiedades de la zona cinco días después, que arrojaron resultado negativo.
El aberrante abuso sexual se registró el 2 de octubre, en circunstancias en que la menor regresaba de la escuela y denunció que fue abordada por Ederson Pereyra, con el fin de invitarla a su domicilio para entregarle un obsequio preparado por su esposa.
La adolescente accedió al ofrecimiento de quien conocía por la relación laboral que mantiene su padre con el intendente. La familia de la víctima ocupaba una vivienda cedida por este último, en la misma chacra donde trabajaba también para Pereyra.
Al llegar a la casa, el acusado habría atacado a la joven con golpes de puño, tras lo cual la sometió sexualmente, aunque horas después debió ser internada en un centro asistencial privado debido a graves heridas en la zona vaginal y rostro.
Luego se desencadenó la confusa situación que involucró a Jair Pereyra, a médicos del hospital público de la zona, a efectivos de la Policía provincial y a profesionales de un sanatorio por la atención de la víctima.
Las principales conjeturas giraron en torno a un intento de encubrimiento, situación que fue admitida por el padre de la adolescente en declaraciones a medios locales y que fundamentaron la denuncia por amenazas, encubrimiento, abuso de autoridad e incumplimiento de deberes de funcionario público.