Ayer a las 13, una comisión policial, acompañada por un ingeniero del área técnica del Ministerio de Ecología y Recursos Renovables, se trasladó a Colonia Milagros, en Pueblo Illia, para investigar un posible caso de apeo ilegal.
En el lugar, se constató la tala de un árbol de la especie lechero, cuyo tronco se encontraba cortado y tendido en el suelo. La propietaria del terreno explicó que derribó el árbol porque se hallaba en la línea divisoria con su vecino y ambos habían acordado despejar dicha área.
Las fuerzas de seguridad realizaron una charla de concientización a los vecinos sobre la importancia de preservar el medio ambiente y ofrecieron recomendaciones para evitar situaciones similares. Posteriormente, se labró el acta correspondiente y se citó a la propietaria para que formule su descargo.
Este despliegue de fuerzas de seguridad y las acciones realizadas para un solo árbol contrastan fuertemente con la falta de repercusiones significativas cuando el intendente de ese mismo municipio ordena derribar varios árboles en la Reserva Natural Urbana donde se encuentra el Predio de las Colectividades. En casos como este, las acciones parecen escasas y las consecuencias mínimas, a pesar de la importancia ambiental de estas áreas protegidas.