jueves, 27 de febrero de 2025

La Lucha Interminable de un Padre por la Verdad tras la Muerte de su Hijo en Dos de Mayo

Diego Suárez, albañil de 27 años, viaja cada quince días desde Dos de Mayo hasta el Juzgado de Instrucción N°3 de San Vicente, cargado con la misma pregunta: ¿Qué mató a su hijo Yael Alexander, de un año y tres meses?. Tres meses después de la muerte del niño, ocurrida en diciembre pasado bajo la sombra de una presunta mala praxis en el Hospital de Dos de Mayo, la autopsia sigue sin entregarse. El sistema judicial, a cargo del polémico juez Gerardo Casco, responden con excusas: “Incluso nos deben resultados de otras autopsias desde hace seis meses”, le dijeron. Mientras, el sistema de salud provincial enfrenta críticas por desatención, traslados caóticos y contradicciones que podrían esconder un caso de negligencia.

    Diego y Yael antes de su muerte

La promesa incumplida de la autopsia

El programa radial El Show de los Impactos entrevistó a Diego esta mañana: “Solo me dieron un número de expediente y me mandaron a casa otra vez. Estoy desesperado”, relata Diego, quien alterna su trabajo en la construcción con visitas al juzgado, donde asegura que lo tratan como “una pelota que patean de un lado a otro”. El informe de la autopsia, clave para determinar si hubo responsabilidad médica en la muerte de Yael, se ha convertido en un laberinto burocrático. “¿Cómo puede demorar tanto? ¿Qué están ocultando?”, cuestiona el padre, convencido de que el retraso busca proteger a alguien.  

La desconfianza crece al conocer que el Juzgado de San Vicente acumula casos similares. “Hasta les deben resultados de autopsias de hace medio año”, denuncia Suárez, mientras desde el ámbito judicial insisten en que “los procesos siguen su curso”. Para el periodista Alejandro Barrionuevo, de FM Show, la demora es inusual: “Los resultados de una autopsia son inmediatos, no deberían tardar más de una semana. Aquí hay algo que no cierra”.  

Un sistema de salud bajo la lupa

La tragedia de Yael comenzó en noviembre de 2024. El niño, saludable y activo, contrajo varicela. Aunque en principio se recuperaba, una fiebre persistente llevó a sus padres al Hospital de Dos de Mayo en cuatro ocasiones. “Solo le recetaron ibuprofeno”, recuerda Diego. En la última visita, Yael fue internado, pero su estado se deterioró rápidamente. Según la denuncia, pasaron seis horas sin atención médica hasta que decidieron trasladarlo a Posadas.  

El viaje fue un calvario. La ambulancia de Dos de Mayo carecía de la altura para un tanque de oxígeno, según el relato de Suárez. Tras una escala en San Vicente, donde cambiaron de móvil, llegaron al Hospital de Oberá. Allí, un médico les espetó: “¿Cómo me traen a un paciente así? No hay camas en terapia intensiva pediátrica”. Ya en Posadas, Yael fue declarado muerto. El certificado de defunción señaló “encefalopatía crónica y neumonía” (daño cerebral por falta de oxígeno), pero la familia sospecha que la negligencia aceleró el desenlace.  

La versión del hospital, defendida por su directora Nancy Weber, choca con los hechos: insisten en que la ambulancia sí tenía oxígeno pero no uno grande para un viaje largo y atribuyen el cambio de vehículo a problemas logísticos. Sin embargo, el historial clínico entregado a Diego presenta inconsistencias en horarios, omite detalles del traslado y carece de sellos oficiales, entre otras cosas.

El juez y la indiferencia judicial

El caso está en manos del juez Gerardo Casco. Para Diego, sin recursos para un abogado, la justicia parece un privilegio: “Al pobre nadie le da bola. Si tuviera dinero, ya habría respuestas”.  

Mientras, el tiempo corre en su contra. Sin la autopsia, no hay avances en la causa. “No puedo hacer el duelo. No sé qué le pasó a mi hijo”, lamenta.

El duelo interrumpido

Yael Alexander era un niño que “sacaba risas a todos”, según su padre. Hoy, su familia sobrevive entre el dolor y la rabia. “De la noche a la mañana, se lo llevaron”, insiste Diego, quien también enfrenta la recuperación de su padre tras un accidente.  

La tragedia de los Suárez expone fallas sistémicas: un hospital que no priorizó la vida de un niño, una ambulancia sin condiciones y una justicia que mira hacia otro lado. “En Misiones, las malas prácticas se tapan con tierra”, sentencia Barrionuevo. Mientras, Diego sigue viajando, preguntando y esperando. Su lucha no es solo por Yael, sino por todas las familias a las que el sistema les falla.

Audio de esta mañana en El Show de los Impactos: