|
Iglesia Católica de la ciudad de Dos de Mayo |
Los reclamos en estas zonas son constantes y las respuestas de los religiosos son siempre parecidas: "es el municipio mediante ordenanzas el que debe limitar el uso de pirotecnias, en fiestas de quince por ejemplo también se las usa y nadie se queja, pero si lo hace un cristiano es una falta de respeto". Acá hay una delgada línea entre lo legal y lo religioso haciendo de este asunto algo delicado de tratar. Es verdad que en Dos de Mayo no está prohibido el uso de pirotecnia, pero en comunidades vecinas como San Vicente o más alejadas como Eldorado se aprobó este año ordenanzas que especifican la "pirotecnia cero".
"La pirotecnia constituye un elemento peligroso en sí mismo cuya manipulación y almacenamiento debe realizarse con cuidado. Que en virtud del mal uso que se le da a estos elementos, muy a menudo ocasionan lamentables accidentes que, de cierta forma, no justamente dependen de la mayor o menor peligrosidad de los elementos, sino de la condición de uso. Además una gran parte de la población no acompaña esa forma de festejos por el perjuicio que ocasiona en las personas que padecen problemas de salud como los ancianos, niños con algún tipo de discapacidad como autismo así como también a los bebés recién nacidos. Por si fuera poco afecta a los animales tanto salvajes como hogareños" dice en uno de los considerandos de la ordenanza de Eldorado.
Con respecto a la religión nadie quiere "enfrentarse al cura" ya que se podría interpretar como un ataque a la religión, en el caso del Padre Aldavez de Dos de Mayo muchos fieles afirman que en el municipio él cambió la iglesia católica en muchos niveles, tanto social como estructuralmente por lo que estás prácticas son "aceptadas" o "toleradas" por considerarlas un mal menor ante tantos logros, lo cierto es que una cosa no quita la otra. En relación título de la nota el Arzobispo de Tegucigalpa Cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, quien además es asesor del Papa Francisco, dijo que: "la Iglesia debe crecer como un bosque, sin hacer ruido. Hay más ruido cuando un árbol cae que cuando un bosque frondoso crece. Ésta es la situación de la Iglesia”. También agregó que: "no se puede desarrollar una cultura de la compasión sin asumir el dolor de los demás, sin implicarnos en la realidad del sufrimiento, debemos actuar por amor como el Buen Samaritano". El propio Francisco dijo en 2015 que: "el cristiano debe proteger el corazón manteniéndolo libre del ruido del diablo y no dar motivo de escándalo".
En la denuncia por ruidos molestos es claro el sufrimiento de esta niña discapacitada que, según el relato del propio padre, se orina al escuchar las detonaciones y éste debe abrazarla cada vez que llega la hora en que el cura lanza las bombas de estruendo, esto es dos veces al día por nueve días, a las 5:30 y a las 19:30. También aclaró que
en varias ocasiones intentó razonar con el religioso para deponer su actitud pero fue inútil, incluso se llegaron a juntar firmas de todos los vecinos del barrio pero, a pesar de todo, la respuesta siempre fue negativa generando gran controversia.
Creo que en esta historia, más allá de lo religioso, hay un factor determinante que es el político, tal y como se mencionó anteriormente es el Concejo Deliberante mediante sus concejales los que deben usar el sentido común y actuar en concordancia con sus pares de otras localidades. Según la Ley Nacional de Armas y Explosivos 20.429 que regula la actividad (y según establece también el Decreto 302/83) "los que deben ejercer el poder de policía son los municipios a través de sus ordenanzas en lo que a pirotecnia se refiere".
Aclaremos que acá no se trata de que "el cura no tire bombas" sino de "sentido común". Podemos opinar y debatir por horas en cuanto a la implicancia y significado religioso de lanzar cohetes pero en definitiva lo que importa es el límite que nos imponemos como sociedad para vivir en armonía ya que nuestro derecho siempre termina cuando comienza el del otro.
Daniel Orloff, Director de San Vicente Informa.